EL ÚLTIMO LATIDO
Llegará una mañana de
navegar el último pasillo y abrir la última puerta. Será domingo y habrá un
vaso de vino y el inefable goce de la novena sinfonía; habrá el dolor callado
de una esposa, las inevitables lágrimas de un hijo. Vaciaré el corazón y los
bolsillos para flotar sin lastres, alguien se ocupará de mis poemas y de
ordenar las magras pertenencias. Querré saber si hay sol, si en la calle se oye volar el
viento; al fin, ya al margen de relojes, brújulas y
calendarios, respiraré un licor de
casuarina y sauce entretejiendo trébol sobre mis limoneros.
Retomaré el adagio con
aquellos cangrejos en la playa de mis bisabuelos, abriré mi tatuaje a las
gaviotas y haré sombra a la sombra de los antepasados absortos en sus redes.
Pienso en Machado y lo comprendo: solo y desnudo, como los marineros, andaré ese pasillo y golpearé a esa puerta.
Gregorio
A. Echeverría Vidal
EL
TALAR (Argentina)
(I Antología pág. 15)
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