VARIACIONES
Debajo de las sábanas, con los ojos cerrados, podía
escuchar
el sonido de la lluvia al caer. Podía distinguir los
diferentes objetos
que había en el balcón, incluso creía escuchar las gotas
sobre las hojas de los árboles. No había una lógica a
seguir.
Cada compás era uno nuevo, con desigual tiempo, escala y
armonía.
En aquel preciso instante comprendí que la lluvia había
sido
la primera música que había escuchado el hombre
y deduje también que sería el último canto… entonces me
levanté
de un salto, abrí la ventanas, y por supuesto, aplaudí.
Andrea
Segura Olavarría
Licenciada
en Dirección Escénica y Dramaturgia
BARCELONA
(VII
Antología pág. 307)
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